Si el amor estuviera hecho de fórmulas mágicas,
no habría tropiezos, ni dolores, ni el tiempo necesitaría
ocuparse tanto en hacernos entender, cuando nuestro corazón
desea que otro corazón lo cuide, lo proteja, lo abraze
en días frios, lo entienda y lo acepte. Si el amor estuviera
hecho de fórmulas mágicas no necesitaríamos empezar
por la amistad, compañerismo, confianza, lealtad, atención,
dedicación y presencia. No hay ni un minuto que el amor no
requiera algo, como de un "te amo" por ejemplo…
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