En enero por
las tardes
pude ver cosas extrañas…
personajes,
crepúsculos,
danzas de sombras oscuras.
Tal vez duendes meciendo...
el gato amarillo de un vecino.
En enero por las tardes
el silencio
tenia las manos
llenas de lágrimas...
la
luna aportaba un brillo pálido
detrás
de las luces
centelleantes de estrellas.
El silencio se sintio sensible
en la trayectoria del vuelo
de miles de golondrinas.
la pared de
la casa cubierta
con juego de sombras…
Y nuestra cama arándano rojo…
Josefina Arévalo
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